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  • Writer's pictureNina Lerrick

Los japoneses en Brasil (Japanese in Brazil)

Updated: Sep 13, 2021


  • La historia y el presente:

Después de que Japón y Brasil firmaron un acuerdo en el año 1907 que permitió a los inmigrantes japoneses al país latinoamericano, el primer grupo de japoneses (la mayoría de Okinawa), unas 718 personas, llegaron a Brasil el año siguiente en el barco Kasato Maru desde el puerto en Kobe. Japón se enfrentaba a un problema de sobrepoblación y Brasil tenía necesidad de nuevos trabajadores después de su fracaso de atraer inmigrantes europeos a trabajar en el sector agrícola. Como los otros países latinoamericanos, los japoneses que emigraron a Brasil eran de origen pobre y agrícola y estaban buscando formas de éxito económico, así que ellos fueron a Brasil para trabajar en las plantaciones de café o para los dueños de haciendas. Por esta idea de encontrar el éxito en un país extranjero, muchas familias japonesas originalmente querían trabajar por algunos años, ganar mucho dinero y volver a Japón. Entre 1908 y 1940, casi 179.000 personas japonesas emigraron a Brasil, con un 75% de ellos residiendo en São Paulo. Sin embargo, muchos de ellos no podían encontrar éxito rápidamente, ya que sólo recibían bajos salarios y trabajaban por muchas horas. También, los trabajadores japoneses se estaban enfrentando discriminación y explotación por los dueños, y también problemas de la barrera del idioma, los choques culturales y la falta de adaptación a la sociedad brasileña. Sin embargo, en los años posteriores, algunas familias japonesas pudieron comprar sus propias tierras, se hicieron agricultores y establecieron poblados japoneses en las áreas rurales donde construyeron escuelas del idioma japonés (dirigidas por el gobierno japonés) y se formaron asociaciones como el “nihonjinkai (Japanese association), kenjinkai (association for those from the same prefecture), seinenkai (young men’s association), shojokai (young women’s association), and fujinkai (married women’s association)” (Nishida, 25).

Desafortunadamente, durante los años 30, la comunidad japonesa-brasileña fue atacada aún más por la sociedad brasileña, fue llamada “quistos raciais” (racial cysts) y se les consideraba reacios a adaptarse a la sociedad brasileña (los brasileños tenían miedo de la oleada amarilla) durante el período presidencial del presidente Getúlio Vargas. En un capítulo del libro Diaspora and Identity: Japanese Brazilians in Brazil and Japan, Mieko Nishida escribió que por el año 1934, el parecer anti-japonés alcanzó su punto mucho, tanto que el gobierno brasileño promulgó una ley que limitaba los números de inmigración de cada nacionalidad a 2 por ciento del número total de inmigrantes (de esa nacionalidad) que llegaron a Brasil en los últimos 50 años. Esta ley fue dirigida a los japoneses, ya que no afectaron a los europeos, y el número de la inmigración japonesa bajó de 9.611 (1935) a 1.548 (1941) (24). Bajo del régimen de Vargas en los años 30 y 40 y las próximas tensiones de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones bilaterales con Japón fueron cortadas (en el año 1942) y los japonés-brasileños se enfrentaron con campañas anti-japonesas como limitaciones de viaje dentro de Brasil para los japoneses, censura de los periódicos japoneses (aún si fue escrito en portugués) y encarcelamiento del uso y enseñanza de japonés en público. Durante la Segunda Guerra Mundial, las tensiones en Brasil pronto causaron conflictos dentro de la comunidad japonés-brasileña, donde algunas sociedades japonesas secretas planearon atacar contra agricultores japoneses que apoyaron la economía brasileña durante ese período. Nishida escribió que al final de la guerra, los japoneses en Brasil se dividieron en dos grupos: el kachigumi/kyōkōha (el grupo de la victoria) que creyeron en la victoria de Japón, y el makegumi/ninshi-kiha que aceptaron la derrota de Japón. El terrorismo entre los dos grupos causó miedo en los brasileños, el parecer anti-japonés alcanzó su punto máximo en el año 1946, cuando el Congreso Brasileño casi votó para prohibir la inmigración japonesa a Brasil (28-29).

Según Nishida, después de la guerra, la mayoría de los inmigrantes japoneses habían renunciado a su esperanza de regresar a Japón; en cambio, decidieron a establecerse en Brasil permanente por sus hijos nacidos en Brasil. En los finales de los años 40, las familias japonesas comenzaron a mudarse desde los campos a las ciudades, especialmente São Paulo. Por el año 1958, unos 49,9 por ciento de los descendientes japoneses en Brasil ya estaba viviendo en las zonas urbanas (29). Ellos comenzaron a trabajar en negocios pequeños como lavanderías (tintureiros), mercados al aire libre (feira), mercados (o puestos) de hortalizas/verduras (quitandas), talleres de mecánica, supermercados, salones de belleza, y tienda de artesanía. Además, los estudios de fotografía se hicieron muy populares como los negocios japoneses, mientras que otras personas trabajaron como vendedores ambulantes (viajantes) (29-30).

La comunidad japonés-brasileña continuaba creciendo con el crecimiento de las próximas generaciones (los niseis, sanseis, yonseis, e otros) y la continuación de la emigración japonesa (comenzó en el año 1959 después de la guerra). Mientras tanto, Japón vio un gran “boom” de la economía durante los años 70 y 80, y se hizo uno de los países más ricos en todo el mundo (y también fue industrializado aún más debido al aumento de electrónicos), lo cual mejoró la imagen de los japonés-brasileños en Brasil. A mediados de los 80s, era el fenómeno Dekasegi (o dekassegui en portugués), donde la gente latinoamericana que tenía ascendencia japonesa podía emigrar a Japón y trabajar como trabajadores extranjeros. Según Nishida, “It is estimated that in 1985 some 13,800 Japanese Brazilians went to work in Japan. Since the beginning, Japanese Brazilians have always constituted the majority of Japanese descendants working in Japan. In 1994, there were almost two hundred thousand Latin Americans of Japanese descent living in Japan, of whom approximately 70 percent were from Brazil” (34). En los años 80, el dekasegi sólo incluía los issei y nisei que tenían la ciudadanía japonesa, pero por los años 90, el gobierno japonés enmendó la Ley de control migratorio y reconocimiento de refugiados para permitir que los descendientes hasta el sansei (tercera generación) y sus hijos (yonsei) trabajaran en Japón para todo tipo de trabajo. El número de dekasegi desde Brasil a Japón aumentó de 67.300 personas (el año 1990) a 250.000 personas (el año 1997), y el dinero que los dekasegis enviaron a sus familias brasileñas fueron 240 millones de dólares en el año 1995 y 190 millones en el año 1996. El fenómeno de dekasegi continuaron a crecer a lo largo de los años 2000 hasta el final del año 2007 (34). Aunque las olas de migración japonesa a Brasil se han hecho más lentas desde finales del siglo XX (un poco debido al dekasegi), Brasil todavía tiene la población japonesa más grande fuera de Japón. Ha habido muchos matrimonios interraciales entre los japonés-brasileños y los japoneses, y entre los japonés-brasileños y los brasileños (en las décadas recientes). Porque muchas familias residieron en São Paulo para las plantaciones de café, hay una gran comunidad japonés-brasileña. Pero en realidad, los japonés-brasileños están dispersos por todo Brasil en otros estados como Paraná, Pernambuco y Minas Gerais. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, hubo unos 50.205 ciudadanos japoneses en Brasil, y un estimado de 2 millones de brasileños con ascendencia japonesa en el año 2018 (Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, “Japan-Brazil Relations [Basic Data]”). Para los japonés-brasileños viviendo en Japón, la mayoría vive en prefecturas del centro de Japón como Aichi, Shizuoka, Mie, Gifu, Gunma, Nagano, Kanagawa y Saitama, con una población total de 300.000 japonés-brasileños.

























  • La presencia cultural:

Por supuesto, debido a la gran presencia de los japoneses y sus generaciones, hay un barrio japonés en el distrito Liberdade de São Paulo que incluye negocios y tiendas de la cultura japonesa (como manga y anime), supermercados y restaurantes japoneses. Además, hay algunas escuelas internacionales japonesas para los nikkeis (ciudadanos japoneses fuera del Japón) y escuelas suplementarias por todo Brasil, donde los japonés-brasileños y brasileños pueden aprender el idioma y las prácticas culturales como la caligrafía japonesa, ikebana (presentación de flores), artes marciales (kendo, karate, jiu-jitsu e otras), instrumentos japoneses (koto) y otras. También, hay publicaciones y periódicos que ofrecen las noticias en japonés y portugués como el São Paulo Shimbun y el Nikkei Shimbun. En términos del uso de japonés en las familias japonés-brasileñas, hay tendencias donde los niseis (segunda generación) son bilingües en japonés y portugués, ya que ellos pueden hablar en japonés con sus padres y en portugués en público (trabajo, escuelas y con amigos). Pero, los sanseis (tercera generación) son más cómodos hablando portugués. Esto depende si los sanseis viven con sus abuelos (isseis) o interactúan con ellos frecuentemente; si lo hacen, hay una mayor probabilidad de que los sanseis puedan hablar y entender japonés (a un cierto nivel). Porque los japonés-brasileños tienen la oportunidad de trabajar en Japón debido al fenómeno dekasegi, muchas de las generaciones posteriores viven o estudian en Japón por algunos años, aprenden japonés, y si trabajan en Japón o vuelven a Brasil y trabajan allí.





























  • Las relaciones internacionales:

Los primeros contactos entre Japón y Brasil fueron en el siglo XVI y XVII a través del comercio con los comerciantes portugueses cuando los portugueses tomaron control de la ciudad Nagasaki entre el año 1580 y 1587. En los próximos años, Japón intercambiaba con Portugal hasta mediados del siglo XVII cuando Japón entró en un estado de insolación. Por el siglo XIX, cuando Japón estaba en el período de Meiji, una era de industrialización y globalización, las relaciones diplomáticas entre los dos países se establecieron en 1895 (según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, “Japan-Brazil Relations [Basic Data]”). Pronto, desde el principio del siglo XX hasta los años 40, la inmigración japonesa prosperó y la comunidad japonés-brasileña creció. Pero, debido a la Segunda Guerra Mundial, Brasil cortó las relaciones diplomáticas con Japón en el año 1942 después del ataque de Pearl Harbor. Aún después de la guerra, no fue hasta el año 1952 que restablecieron las relaciones diplomáticas y por el año 1959, el primer ministro Shinsuke Kishi fue el primer funcionario importante de Japón que visitó Brasil. Debido al gobierno japonés enmendó la Ley de control migratorio y reconocimiento de refugiados para permitir los descendientes japoneses (como los issei y nisei) a trabajar en Japón durante su auge económico en los años 70 y 80, el fenómeno Dekasegi comenzó y por los años 90, esta ley incluyó a los sanseis también. Ahora, en Japón, hay barrios y pueblos brasileños que se llaman “Brazil Towns” en ciudades japonesas “such as Hamamatsu in Shizuoka prefecture, Toyota in Aichi, and Oizumi in Gunma. Within the Brazilian enclaves, Japanese Brazilians spoke Portuguese, published their own Portuguese newspapers, and operated Brazilian restaurants, nightclubs, and bars with Afro-Brazilian samba music” (Nishida, 35). En términos del comercio, la cantidad total de comercio entre Japón y Brasil fue cerca de 8 mil millones de dólares estadounidenses en el año 2018. Brasil exporta muchos metales como hierro, acero y mineral de hierro, y también productos químicos y carne. A cambio, Japón exporta automóviles y sus respuestas, motores y maquinaria de trabajo de metal (según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, “Japan-Brazil Relations [Basic Data]”). Además, ya que Japón tiene algunas empresas multinacionales como Honda y Toyota (automóvil), Sony y Toshiba (electrónicos), Daiso (productos hogares) y otras, algunas de estas compañías actúan en Brasil.

  • La cocina:

La escena de la comida japonés-brasileña es muy prevalente en São Paulo, donde la influencia de la comida japonesa ha inspirado esta fusión. Habiéndose hecho populares en los 80s, los restaurantes japonés-brasileños ofrecen platos oscilando entre sushi, ramen, tempura, sashimi y carne. Algunos de los restaurantes famosos en São Paulo son Djapa, Bar Kintaro, Lámen Açú, Aziomê y otros. Un tipo de comida japonés-brasileña que es único en Brasil es los temakerias. Temaki es un tipo de sushi que envuelve el alga marina alrededor de los contenidos en forma de un cono, y es un tamaño tan grande que se necesita tener en un mano. En São Paulo, estos temakerias son restaurantes de comida rápida y son muy abundantes por toda la ciudad, donde la gente puede disfrutar en los restaurantes o fuera. Algunas variaciones de relleno en los temakis son:

  1. Salmão Fry → Salmón cortado en cubitos rebozado con queso crema y salsa tonkatsu

  2. Salmão Ichiban → Salmón, queso crema, cebollín y shimeji (hongos) a la plancha con salsa base de shoyu (salsa soya)

  3. Massagô Ebi → Camarones, huevos de pescado, nata y cebollín

  4. Frutos do Mar → Calamares a la plancha, gambas, pulpo, cebollín y queso crema

  5. Sakura Hot → Salmón empanizado, camarones, queso crema con salsa sésamo

























Obras citadas


AP Archive. The World's Largest Japanese Community Outside Japan Prepares for Carnival.

YouTube, 21 July 2015, youtu.be/_9BiU3Q9V3U.



BBC News. Meet Brazil's 'Last Samurai' - BBC News. Performance by Edson Suemitsu,

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www.iheartbrazil.com/brazil-map/.



Empresários de Sucesso TV. Temakeria Makis Place São Paulo, Empresários De Sucesso.

YouTube, 4 May 2017, youtu.be/tL5LbDbhhjw.



Hitoki. Why Are There so Many Brazilians? Visiting a Brazilian Town in Japan | English

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Hoffmann, David. Brazilian Japanese Food in Liberdade! Takoyaki, Cutlets & Sake | São Paulo,

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Munchies. The Street Sushi King of Rio | Street Food Icons. Performance by Arnaldo

Barcellos, YouTube, 13 Feb. 2020, youtu.be/KfXfdFQh4qU.



Smith, Erika. My Experience Growing Up as a Japanese-Brazilian in Brazil | Erika Smith.

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